Sabaj el Nur estimados lectores,
A pesar de que en mi última comparencencia ante vosotros os prometí iniciar un viaje descriptivo e incluso fotográfico (en la medida en que los megabytes me lo permitiesen) por la majestuosa Abissinia, he decidido incluir este "off-topic" de última hora sobre mis últimas horas vacacionales en Egipto, a modo de homenaje al éxito literario del cairota Alaa al Aswany. Mi intención no es la de incrementar los ingresos de dicho escritor (según parece su nueva novela va por el mismo áureo camino) puesto que, entre otras razones y con un cierto pudor debo reconocer que aún no la he leido, sino simplemente esbozar un ligero trazo de lo que bien podrían ver un día cualquiera alguno de los protagonista del libro. Y es que desde mi privilegiado balcón del hotel Tulip, puedo avistar el emblemático edificio, por lo que sus personajes podrían estar observándome incluso mientras escribo estas líneas (!!!).
Esta misma maniana (a mi ya me empieza a gustar también la palabra...) unos hermosos y amables cabr.. de alguna productora egipcia han decidido que las 6:00 am era una hora perfecta para grabar una suerte de spot de corte nacionalista en mitad de Midan Talat Haarb. Seguramente la luz debía ser óptima, así como la menor afluéncia de tránsito (acrecentada por se festivo), incluso puede que se sintiesen orgullosos sus actores, disfrazados al más puro estilo Village People (había un marinero, un militar, un capitán de barco, un policía y algun otro que hacía el indio, como todos). Sin embargo, mis estimados lectores, perdonareis que les haya maldecido 75 veces tras haberme acostado a las 3:30h am anoche. Por que motivo, algunos os preguntareis... pues no, no estuve de parranda, o no exactamente, sino que estuve "egiptizándome" con mi amigo Waleed, quien tras invitarme a ver el futbol en una cafeteria mientras consumiamos una sheesha tras otra, regadas con shay min naná (té con menta), decidió iniciarme en el noble arte de jugar al baggammon egipcio (en todas sus variates), mientras me instruía orgullosamente sobre las prácticas del Ramadán. Para completar la noche, esperamos hasta las 3:00 am para dirigirnos a uno de los múltiples restaurantes abiertos a esas horas, y poder disfrutar de una última ingestión alimenticia antes del ayuno diario. He de reconocer que tras luchar con cientos de egipcios agolpados en el establecimiento en pos de su cena, mi shawarma me sentó como los ángeles (más aún si tenemos en cuenta que había almorzado sobre las 14h). Finalmente, regresamos a mi estimado Tulip, comprobando con satisfacción como las numerosísimas dotaciones policiales, militares y antidisturbios que horas antes acordonaban la zona (ayer tocaba manifestación del sector periodístico contra Mubarak, por otra de sus dictatoriales y fascistas decisiones) habían dejado paso a unos pocos pero felices fieles que se dirigían a la mezquita más próxima para rezar.